Rosas fue llamado el Restaurador de la Leyes, e impuso un régimen dictatorial.
Exigió un culto a su persona, obligando a colgar su retrato en todos los actos públicos e instituciones oficiales.
Impuso la obligación de utilizar una cinta punzó a todos los empleados provinciales.
Cuidó los intereses comerciales de todo este nuevo grupo de hombres mercantilistas, que nunca pensaron en repartir los beneficios de la aduana con el resto de las provincias del país.
Bajo su "especial" federalismo logró controlar la situación, ordenar el caos social para reiniciar la actividad económica.
Consolidó su poder haciendo uso de actitudes violentas y tiránicas, combatiendo a todos sus opositores políticos y a su vez trasmitiendo el miedo social, sobre todo en las clases más necesitadas, lo que le permitió manejar a su antojo a todo este sector.
Amenazó, censuró, sacrificó y desterró a todos los rivales disidentes, apodándolos indiscriminadamente de: "Salvajes Unitarios". Su lema era: Federación o Muerte".
Restringió la libertad de prensa y de opinión. Clausuró a aquellos periódicos que de alguna manera disentían con su forma de gobernar.
Gobernó y organizó el país como si fuera un patrón de estancia, protegiendo a sus súbitos pero sometiéndolos.
Relegó la educación de todos los habitantes, dejando esta función en manos de la Iglesia.
No promovió la industrialización y se resistió a las innovaciones tecnológicas.
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